Dentro de una tarjeta con la foto de Copito de Nieve en la portada: "Feliz día, petarda. Como ya no quieres cumplir más años espero que cumplas muchiiiiiisimos 24 años más, y que yo los pase a tu lado. Te quiero"... Ya van tres cumpleaños sin verle...
En una tarjeta impresa con diseño propio. En la portada, fotos de Susana, Iballa y mía, y el texto: "Porque la Semana Santa es una cosa sagrada... Santifiquemos las fiestas... Just our imagination IV (vuelve el alcoholismo)". Debajo: "Cuando recuerdo los viejos tiempos...". Y Dentro, en tinta violeta y letra de ordenador:
"Recuerdo el tiempo en que podía ofrecerles cajas de cerveza y casas con piscina. Recuerdo que entonces mi prioridad era la risa, mi mayor problema, el corazón, y mi aliado, el dinero, que creía que estaría siempre, que creía indispensable, que a veces usé para comprar amor y amistad. Hoy, han pasado los años y no lo han hecho en vano. El dinero ha dejado de ser un aliado para convertirse en un enemigo deseado y detestado al mismo tiempo. El amor ha dejado de doler y el corazón ha logrado descansar en el sosiego de unos brazos conciliadores. Y la risa... ¡Siempre nos quedará la risa!
Las cosas cambian, los años pasan, el amor se acaba, pero es agradable abrir los ojos y descubrir que hay algo que no cambia, que no pasa, que no acaba... Ése algo sois vosotras, es vuestra amistad, es ese cariño que en los momentos clave de mi vida me ha hecho tanta falta y tanto bien.
Como digo, el tiempo pasa, las cosas cambian y hoy ya no puedo ofrecerles cajas de cerveza ni casas con piscina. Hoy sólo tengo un sofá-cama en una esquina y mucha buena voluntad. Sin embargo, aquí estáis, seguís estando a mi lado a pesar de los pesares. Y eso... Eso me llena de vida, de satisfacción, de agradecimiento... Porque hoy, más que nunca, me doy cuenta de que vuestra amistad, como siempre supe, es de la buena, de la sincera, de esa que, como el amor, ni se compra ni se vende.
Sólo espero ser para vosotras al menos la mitad de importante y necesaria de lo que vosotras, mis soles de canarias, sois mara para mí. Espero ser capaz de devolverles algún día todo lo que vosotras me habéis dado desde que os conozco; aunque ésta se me antoja una hazaña casi inalcanzable; porque tanto cariño, tanta comprensión, tanta perseverancia, es muy difícil de igualar en una sola vida...
Por todo ello, gracias, mil millones de gracias por estar aquí, a mi lado, un año más... Espero que esta semana sea, como todas, una semana inolvidable y espero que sigáis contando conmigo para lo bueno y para lo malo. No hay felicidad para mí mayor que veros felices y veros cerca de mí... aunque muchas veces la cercanía sólo pueda ser de corazón...
Buenvenidas a vuestra casa y disfruten de la Semana Santa IV. Os quiero. Judi"
Fue la última Semana Santa que pasamos juntas. Aunque cada uno de los sentimientos siguen intactos.
En una vieja libreta, una dedicatoria ensayada para Dani:
"Quizás no haya tenido el tiempo suficiente para conocerte de verdad, pero soy una persona lo suficientemente osada para tener el atrevimiento de regalarte unas palabras de aliento en este día que cada año se hace menos agradable y especial.
Cuando éramos pequeños y parecía que el tiempo no terminaba depasar, deseábamos con fuerza que el futuro llegase lo más rápido posible. Hoy, que ese futuro llegó a nosotros y que amenaza con convertirse en pasado, nos aferramos al presente deseando que nunca desaparezca. Nos equivocábamos entonces tanto como ahora. Pues, si en aquellos años nos perdimos cosas de niños por nuestro empeño en ser adultos, cosas que no podremos recuperar; hoy corremos el riesgo de perdernos las cosas nuevas que cada edad nos ofrece, por nuestro empeño en seguir siendo jóvenes y bellos, por nuestro miedo al desconocido dolor del mañana.
No pierdas el tiempo añorando el ayer, ni dejes de disfrutar cada segundo del hoy, pero prepara una gran sonrisa para recibir los regalos del mañana. Y no le temas a los golpes que llegan con los años, pues éstos sólo moldean nuestra alma, haciéndonos personas más fuertes.
La belleza física no desparece, tan sólo se disuelve, se nos mete por los poros con cada vivencia, y se convierte en belleza del alma.
Muchas felicidades por ser una año más guapo por dentro."
Hoy está en París disfrutando del amor, de la vida y de los sueños.
En un trozo de papel doblado en cuatro partes. Por fuera, en la primera doblez: "No es propaganda, así que no lo tires. Cógelo y léelo". Dentro. "Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Te mandé un mensajito, pero con el móvil no puedo escribir tan rápido como con el boli. Siento mucho lo del otro día. Ya sabes, la bobería, pero es que estoy nerviosa por los exámenes. Supongo que todo te va bien. Bueno, más o menos, porque si no ya habría recibido noticias tuyas. Bueno, a ver si te veo y hablamos un rato. Chao. PD: Imagínate si llego a escribir todo esto con el móvil, en estos momentos tendría el dedo escayolado. De todas formas, el propio nombre indica "mensaje", no testamento. Iballa". Lo dejó en el parabrisas de mi coche una tarde por fuera de la facultad. No me acuerdo por qué se disculpaba, pero obviamente la perdoné.
En una tarjeta amarilleada por el tiempo: "Te quiero muchísimo Judi, lo digo de verdad. Feliz Navidad y próspero año. Papá". No recuerdo cuando me la dio. Hace cinco años que no le veo.
Abrir cajas viejas siempre nos llena de recuerdos buenos y malos. Al final una acaba llena de polvo y con la cara manchada por las lágrimas.
Y sin terminar de ordenarlo todo, claro...
Mil besos, amigos. Gracias por leer.
En una tarjeta impresa con diseño propio. En la portada, fotos de Susana, Iballa y mía, y el texto: "Porque la Semana Santa es una cosa sagrada... Santifiquemos las fiestas... Just our imagination IV (vuelve el alcoholismo)". Debajo: "Cuando recuerdo los viejos tiempos...". Y Dentro, en tinta violeta y letra de ordenador:
"Recuerdo el tiempo en que podía ofrecerles cajas de cerveza y casas con piscina. Recuerdo que entonces mi prioridad era la risa, mi mayor problema, el corazón, y mi aliado, el dinero, que creía que estaría siempre, que creía indispensable, que a veces usé para comprar amor y amistad. Hoy, han pasado los años y no lo han hecho en vano. El dinero ha dejado de ser un aliado para convertirse en un enemigo deseado y detestado al mismo tiempo. El amor ha dejado de doler y el corazón ha logrado descansar en el sosiego de unos brazos conciliadores. Y la risa... ¡Siempre nos quedará la risa!
Las cosas cambian, los años pasan, el amor se acaba, pero es agradable abrir los ojos y descubrir que hay algo que no cambia, que no pasa, que no acaba... Ése algo sois vosotras, es vuestra amistad, es ese cariño que en los momentos clave de mi vida me ha hecho tanta falta y tanto bien.
Como digo, el tiempo pasa, las cosas cambian y hoy ya no puedo ofrecerles cajas de cerveza ni casas con piscina. Hoy sólo tengo un sofá-cama en una esquina y mucha buena voluntad. Sin embargo, aquí estáis, seguís estando a mi lado a pesar de los pesares. Y eso... Eso me llena de vida, de satisfacción, de agradecimiento... Porque hoy, más que nunca, me doy cuenta de que vuestra amistad, como siempre supe, es de la buena, de la sincera, de esa que, como el amor, ni se compra ni se vende.
Sólo espero ser para vosotras al menos la mitad de importante y necesaria de lo que vosotras, mis soles de canarias, sois mara para mí. Espero ser capaz de devolverles algún día todo lo que vosotras me habéis dado desde que os conozco; aunque ésta se me antoja una hazaña casi inalcanzable; porque tanto cariño, tanta comprensión, tanta perseverancia, es muy difícil de igualar en una sola vida...
Por todo ello, gracias, mil millones de gracias por estar aquí, a mi lado, un año más... Espero que esta semana sea, como todas, una semana inolvidable y espero que sigáis contando conmigo para lo bueno y para lo malo. No hay felicidad para mí mayor que veros felices y veros cerca de mí... aunque muchas veces la cercanía sólo pueda ser de corazón...
Buenvenidas a vuestra casa y disfruten de la Semana Santa IV. Os quiero. Judi"
Fue la última Semana Santa que pasamos juntas. Aunque cada uno de los sentimientos siguen intactos.
En una vieja libreta, una dedicatoria ensayada para Dani:
"Quizás no haya tenido el tiempo suficiente para conocerte de verdad, pero soy una persona lo suficientemente osada para tener el atrevimiento de regalarte unas palabras de aliento en este día que cada año se hace menos agradable y especial.
Cuando éramos pequeños y parecía que el tiempo no terminaba depasar, deseábamos con fuerza que el futuro llegase lo más rápido posible. Hoy, que ese futuro llegó a nosotros y que amenaza con convertirse en pasado, nos aferramos al presente deseando que nunca desaparezca. Nos equivocábamos entonces tanto como ahora. Pues, si en aquellos años nos perdimos cosas de niños por nuestro empeño en ser adultos, cosas que no podremos recuperar; hoy corremos el riesgo de perdernos las cosas nuevas que cada edad nos ofrece, por nuestro empeño en seguir siendo jóvenes y bellos, por nuestro miedo al desconocido dolor del mañana.
No pierdas el tiempo añorando el ayer, ni dejes de disfrutar cada segundo del hoy, pero prepara una gran sonrisa para recibir los regalos del mañana. Y no le temas a los golpes que llegan con los años, pues éstos sólo moldean nuestra alma, haciéndonos personas más fuertes.
La belleza física no desparece, tan sólo se disuelve, se nos mete por los poros con cada vivencia, y se convierte en belleza del alma.
Muchas felicidades por ser una año más guapo por dentro."
Hoy está en París disfrutando del amor, de la vida y de los sueños.
En un trozo de papel doblado en cuatro partes. Por fuera, en la primera doblez: "No es propaganda, así que no lo tires. Cógelo y léelo". Dentro. "Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Te mandé un mensajito, pero con el móvil no puedo escribir tan rápido como con el boli. Siento mucho lo del otro día. Ya sabes, la bobería, pero es que estoy nerviosa por los exámenes. Supongo que todo te va bien. Bueno, más o menos, porque si no ya habría recibido noticias tuyas. Bueno, a ver si te veo y hablamos un rato. Chao. PD: Imagínate si llego a escribir todo esto con el móvil, en estos momentos tendría el dedo escayolado. De todas formas, el propio nombre indica "mensaje", no testamento. Iballa". Lo dejó en el parabrisas de mi coche una tarde por fuera de la facultad. No me acuerdo por qué se disculpaba, pero obviamente la perdoné.
En una tarjeta amarilleada por el tiempo: "Te quiero muchísimo Judi, lo digo de verdad. Feliz Navidad y próspero año. Papá". No recuerdo cuando me la dio. Hace cinco años que no le veo.
Abrir cajas viejas siempre nos llena de recuerdos buenos y malos. Al final una acaba llena de polvo y con la cara manchada por las lágrimas.
Y sin terminar de ordenarlo todo, claro...
Mil besos, amigos. Gracias por leer.
Comentarios
Respecto a tu vida, simplemente la vives ni más ni menos, y la vives igual y al mismo tiempo de otra forma que antes, la única cosa real eras tú, porque eres lo que has permanecido durante todo este tiempo, aunque, al mismo tiempo ya no eres la misma cosa... Lo siento tengo insomnio ;)
Saludos!
Por cierto, que yo también tengo insomnio... Toda la noche llevo sin dormir, al final he decidido levantarme de la cama y hacerme un café... Me voy a la oficina. Total, para estar dando vueltas y mirando al techo...
Gracias por tus palabras, amor.
Un besote