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Mostrando entradas de 2010

Un brindis al sol

Esto del autoempleo está resultado, la verdad, una gran experiencia. No es perfecto. Nada en la vida lo es. Pero tiene sus partes agradables. De repente estoy disfrutando de nuevo de la tranquilidad de recorrer la red a diario para ver todo lo que se cuenta por ahí de unas y otras cosillas y eso es realmente gratificante. Menos grato es el entumecimiento que produce estar todo el día en casa. Pero supongo que eso cambiará en cuanto cierre un par de contratos y pueda abrir mi propia oficina. De momento, me conformo con desperezarme de vez en cuando dando un paseo por la calle, viendo tiendas o tomando un café al aire libre en la plazoleta cercana a casa. Hoy me siento bien. Ha sido un gran día. He cubierto prácticamente todos los objetivos que me había marcado y es muy reconfortante irse a la cama con la sensación de estar en el camino correcto. Espero no equivocarme y no encontrar en el camino piedras que no pueda saltar o sortear. Así que, ahí va un brindis con vino de la tierra de mi

Un sueño

Hace unos días tuve un extraño sueño. Es la segunda vez en mi vida que sueño algo así. Soñé que estaba interna y profundamente enamorada de un hombre al que conocía en mi sueño, pero al cual no conozco en la vida real. La sensación era tan fuerte, tan invasiva, tan real, que aún no puedo creer que fuera un sueño. Como digo, es la segunda vez en mi vida que me ocurre. La primera fue hace unos diez años, el verano antes de marcharme de mi tierra para siempre. Nunca he vuelto a vivir allí. En aquel entonces el sueño se desarrollaba en una especie de secta. Estaba en algo como un templo sagrado, con varias plantas que bajaban escalonadas hacia un pequeño valle en el que se agolpaba mucha gente vistiendo unas túnicas naranjas. Yo estaba allí, en aquel valle y junto a mí había un chico joven, más o menos de mi edad. Tenía una cara muy bonita, muy lisa, muy agradable, y el pelo corto y negro. No recuerdo mucho los detalles pero sí las sensaciones. Primero, la sensación de pánico por el luga

Lo que soy

"Ser adulto consiste en saber quién eres y en tener el valor de ser esa persona". Gran frase, ¿verdad? La acabo de escuchar en una serie. No sé si os he dicho que soy fanática de las series de televisión, aunque nunca las veo en televisión, sólo por Internet. Hoy he descubierto una: Being Erica y, la verdad, ha sido toda una revelación. Podría decirse que es como un libro de autoayuda, escrito especialmente para mí y traducido a serie... El caso es que hoy ha sido un día intenso. ¿Leísteis mi última entrada? Sí, ésa en la que me preguntaba si iniciar una vida sin amor pero con comprensión y cariño con mi mejor amigo era una opción. Pues creo que encontré la respuesta yo sola: No. No es una opción. Y no lo es, no porque no pueda ser una buena opción para otras personas. No lo es porque no es una buena opción para mí. Porque yo no soy así. Yo no estoy hecha para una relación sin amor. Y sí, es cierto que ya no soy la niña de 20 años ingenua que cree en el amor a primera vista

¿Es una opción?

¿Es Richard una opción? Sí, Richard, mi mejor amigo... El que me ha aguantado tantas y tantas veces mis lloros, mis cambios de humor, mis cambios de vida... ¿Es una opción plantearse una relación con tu mejor amigo? ¿Lo es aún sabiendo que no le amas ni le vas a amar nunca? Dios, no lo sé... El caso es que me he acostado con él. Lo llevo haciendo unas semanas. Y funcionamos medianamente bien en la cama, no hay quejas en ese sentido. No será nunca como era estar en los brazos de Juan, ni por supuesto se acercará siquiera de lejos a lo que era sentirme en los brazos de Alberto... Pero, ¿realmente volveré a sentirme así con alguien? Esta semana, que la he pasado en el pueblo, en mi pueblo, ese que está lleno de recuerdos y de fantasmas, he estado pensando en Alberto, en cómo era cuando me enamoré de él y en cómo soy hoy en día... Y he cambiado tanto desde entonces... Ya hace diez años que le conocí y me enamoré de él... Por aquel entonces yo era una romántica sin remedio, dispuesta a mori

Al fin, en el camino

Aquí estamos, como dice la canción, abriendo puertas y cerrando heridas. Mi vida ha tomado un nuevo e incierto rumbo en los últimos meses. Me he divorciado de mi trabajo y casi casi de mi profesión para tratar de abrirme camino por mi cuenta, como empresaria, en esta nueva faceta de mi vida. Con algo de miedo y mucha ilusión, estoy empezando por fin, o al menos eso creo, a tomar las riendas de mi propia vida. ¿Saben qué? Cada vez que mi vida da un giro, que son muchas las veces que eso ha ocurrido hasta ahora, algo en mi interior, en la boca del estómago, por debajo del esófago, me dice si ese camino es el bueno o es el erróneo. Así ha sido siempre, aunque no siempre y por desgracia le he hecho caso a esa sensación. En mi última andadura laboral, ese resquemor interno me indicasba que me equivocaba, que ese no iba a ser el camino defintivo, aunque la razón ganó la batalla con el argumento de que era el único sendero posible. Y no me arrepiento. Era necesario e imperativo tomar aquel ca