Ir al contenido principal

Al fin, en el camino

Aquí estamos, como dice la canción, abriendo puertas y cerrando heridas. Mi vida ha tomado un nuevo e incierto rumbo en los últimos meses. Me he divorciado de mi trabajo y casi casi de mi profesión para tratar de abrirme camino por mi cuenta, como empresaria, en esta nueva faceta de mi vida.

Con algo de miedo y mucha ilusión, estoy empezando por fin, o al menos eso creo, a tomar las riendas de mi propia vida. ¿Saben qué? Cada vez que mi vida da un giro, que son muchas las veces que eso ha ocurrido hasta ahora, algo en mi interior, en la boca del estómago, por debajo del esófago, me dice si ese camino es el bueno o es el erróneo. Así ha sido siempre, aunque no siempre y por desgracia le he hecho caso a esa sensación.

En mi última andadura laboral, ese resquemor interno me indicasba que me equivocaba, que ese no iba a ser el camino defintivo, aunque la razón ganó la batalla con el argumento de que era el único sendero posible. Y no me arrepiento. Era necesario e imperativo tomar aquel camino porque del aire nadie come. Pero acabó. Al fin, acabó. Y no me quejo porque a pesar de que no era el camino, reconozco que su recorrido me ha servido para rellenar de muchos y buenos frutos la cesta de los conocimientos, las aptitudes, las habilidades y los contactos.

Ahora la cesta está llena. Llenita de las herramientas necesarias para dejar de caminar por sendas marcadas y empezar a trazar mi propia carretera, mi propia vía por la que caminar sin prisas pero sin calma, con la frente alta y limpia, con las botas puestas para andar por piedras y riscos, y con el firme convencimiento de que lograré convertir este pedregal que tengo frente a mí en una autopista hacia la felicidad y la autorealización.

Es eso lo que me dicen mis entrañas. Me dicen que lo que me espera será duro, será difícil y que muchas veces el camino me llevará a escalar montañas escarpadas. Pero me dice que es el camino, que este sí es el camino. El camino de mi vida.

Y yo creo que es verdad. ¿Y ustedes?

Comentarios

Entradas populares de este blog

Peor que quinceañera...

Sí. Seguramente sigo siendo una quinceañera, como me han comentado por ahí. De no ser así, no volvería continuamente a aferrarme a aquellos mismos pensamientos que me obsesionaban cuando tenía esa edad: la cuchilla brillante en la muñeca, un tajo firme y largo y adiós al sufrimiento. Sin embargo ya no tengo la misma impulsividad de entonces para hacerlo. Sin embargo me paro a pensar en lo que pensarán de mí todos los que me conocen por mi profesión y todo lo que se diría de mí si lo hiciera, y me pregunto por qué no acabaría la faena cuando tuve la oportunidad de hacerlo sin ser nadie para nadie... Trastorno de personalidad mixto con tendencias autolíticas... Esa soy yo según el único diagnóstico coherente que me han hecho en la vida. Pero sin tecnicismos, lo que soy es una mujer absolutamente sola en el mundo, sin un sólo lazo de amor real con este mundo, sin nada firme a lo que agarrarme. Quizás por eso, en el fondo de mí misma quería estar embarazada. A pesar de las dificultades, de...

¿Estoy somatizando?

Aquí sigo amigos, con mi angustia. Después de estrujarme la cabeza, mirar calendarios, comparar fechas y hacer muchas cábalas, he llegado a la conclusión de que la menstruación no me toca hasta mediados o finales de esta semana (si no me equivoco...). Así que, por ese lado, supongo que debería estar más tranquila y pensar que me estoy obsesionando porque hacía mucho que no cometía una locura y porque últimamente para mí cualquier cosa es motivo de estrés. Sin embargo, aunque eso sea lo que me dice la cabeza, el cuerpo y las sensaciones me dicen otra muy distinta. Vamos, me lanzan un mensaje en letras gigantes que va a hacer que me estalle la cabeza: ESTÁS EMBARAZADA!!! Los pechos se me han relajado un poco y ya parece que no están tan hinchados. Sin embargo han empezado otros síntomas extraños. Empezaré por el principio y de forma cronológica. El domingo día 19 de agosto me acosté con Juan como ya os conté. El martes comencé a sentir los pechos hinchados y los pezones muy muy duros y s...

De desenganches, pillados y otras caídas...

Qué día tan raro. Seguimos diciendo, sin decir nada, mucho más de lo que queremos decir. O eso creo yo. "Entonces, ¿te dieron estas dos semanas para desengancharte de nuestra historia?", me preguntó tomando un café. "¿Desengancharme? Yo no estaba enganchada". "Bueno, seamos realistas, la cosa derivó de un modo bastante extraño". "Sí, pero no por enganche, pero ya no tiene sentido hablar de eso". "Quizás no, pero entiende que en aquel momento no quería hacer daño a Maca" (Maca es su ex). "Maca llegó el domingo". "Y a ti lo que te molestó fue lo del sábado". "Sí, pero ya da igual". "Es que sigo sin entender qué te molestó"... Fue muy largo, pero yo acabé diciéndole algo así como que lo que me había molestado era su inmadurez a la hora de enfrentarse a una conversación conmigo y su escasa valoración de nuestra amistad y él me respondió que soy "una crack" por cómo me tomo las cosas. No sé q...