¿Qué se puede poner en el hueco del televisor cuando no tienes televisor ni intención de ponerlo? Parece una tontería, pero no es fácil decidirse… He puesto velas, pero queda mucho aire por encima. También he pensado en quitar las velas y dejarlo sin nada: así puedo usarlo como cómoda o mesita supletoria del salón, en la que poner el bolso cuando llego o colocar la bandeja de la comida mientras uso la mesa de centro si no tengo ganas de llevarla a la cocina…
Sí, hoy estoy de limpiadora-decoradora del hogar. O lo intento, más bien. No, las labores domésticas no son lo mío. Lo odio con toda mi alma. Soy un auténtico desastre. Me pongo a dar vueltas por la casa, me veo un video de algo, me pongo a escribir como ahora. Al final me dan las diez de la noche, como ahora, y no he hecho más que colocar la ropa en el armario, poner el lavaplatos y pasar la aspiradora al salón.
Nada, ahora seguiré. Es lo que siempre digo. El caso es que tengo que dejar la casa lista esta noche porque mañana trabajo de nuevo y por la noche viene Juan a cenar a casa y quiero que todo esté perfecto.
(Voy por una cerveza) (Vale, ya estoy)
Dios, qué pocas ganas. En fin. Como supondréis hoy he tenido el día libre. Me lo cogí para limpiar, pero no he hecho más que el tonto todo el día. A las cuatro pasé por la oficina porque teníamos una reunión, pero me mandaron de vuelta a casa. El accidente de Barajas ha tenido bastantes consecuencias en mi trabajo. Ninguna trágica, gracias a dios. Así que tendremos que esperar a mañana para elegir a los representantes que van a negociar las nuevas condiciones en la empresa.
Ayer fue un día tenso y lleno de nervios. Por la mañana todo el tiempo hablando de nuestro incierto futuro entre los compañeros. En un momento de pseudo-reconciliación amistosa con TS, nos tomamos un café y le conté mis planes de irme. Él me dijo que le habían hecho una oferta de su antigua empresa, pero que de momento no tiene pensado irse. Hablamos largo rato sobre la inseguridad que nos está provocando esta situación.
Luego, en la oficina, sin venir a cuento, vino a mi sitio y me dio un abrazo y un beso en el cuello mientras yo hablaba por teléfono. Le pegué un empujón y lo miré con cara de desconcierto. Colgué inmediatamente. “¿Se puede saber qué haces? ¿Por qué has hecho eso?”. “Perdona, es que ayer cuando llegaste estaba tenso y no había tenido un momento para darte un abrazo”. “Ni se te ocurra volver a hacerlo. Contacto físico entre tú y yo, el mínimo necesario”. “Vale, perdona”. Me levanté y me fui a fumar. Cuando volví me había escrito por el Skype.
TS: Perdona si te molesté. Sólo quería darte un abrazo de compañeros. Sólo eso.
YO: Yo siento haber sido tan brusca, pero no vuelvas a hacerlo. Aunque trate de flexibilizar nuestra relación porque somos compañeros y colegas, esto no va más allá de un par de charlas y un café. Pero nada de contacto. Me has hecho más daño del que supones y ni por asomo voy a permitir que entre tú y yo vuelva a existir una relación ni lejanamente parecida a la que existía antes. Así que, un metro de distancia como mínimo, por favor.
TS: Ok, lo siento.
YO: Gracias.
Sí. Se me fue un poco la mano. Pero es que se me pusieron los pelos de punta sólo de sentir que me tocaba. Se me aceleró el pulso y actué impulsivamente. No quería que me tocara. Fue como una reacción inconsciente. Me revolvió las tripas. Creo que se quedó un poco blanco. Pero así no volverá a acercarse.
Luego, por la tarde, tuvimos una pequeña reunión entre los compañeros. Tras mucho debatir llegamos a tres conclusiones: 1. No acceder a negociación alguna con la empresa hasta que no nos hayan pagado el sueldo de este mes y garantizado el del próximo. Y 2. Tratar de que no se rebaje el sueldo a los empleados con los sueldos más bajos.
A continuación tuvimos una reunión entre las dos sedes con el dueño y los directores provinciales por video-conferencia. En ella anunciaron definitivamente que se llevará a cabo la reducción de plantilla, con 8 despidos de los cuales no se dijeron nombres, y la reducción salarial que, según dijeron, afectará más a los que tienen sueldos más altos y casi nada o nada a los que cobran menos. Además de asegurar que cobraremos el próximo viernes. No me lo creo, pero bueno. Casi una hora de reunión para decir eso. Flipante.
Luego tratamos de tener una reunión entre los empleados de las dos sedes provinciales. Fue inútil. En la otra oficina no hacían más que hablar todos al mismo tiempo y era imposible enterarse de nada a través de la videoconferencia. Así que nos marchamos y los dejamos allí gritando solos. A todo esto, Juan escuchó todo desde Irlanda con el teléfono de la oficina en manos libres. Cuando todos se fueron del despacho, cogí el teléfono y quité el manos libres. Le invité a cenar mañana y me dijo que vendría, no sin ponerse un poco chulo con su “ya veremos”. Pero al final dijo que sí.
Hace un rato me llamó, que ya había llegado a su casa. Hablamos sobre las novedades de la empresa, sobre el accidente y sobre vernos mañana. Apunte: le dije que una amiga dio a luz anoche y que me daba mucha envidia, que tengo el reloj biológico activado, y no se asustó. Me dijo que es normal a mi edad. No sé que quiere decir eso. Luego colgó porque iba a cenar. Quedó en volver a llamar luego, pero no lo ha hecho. No sé si lo hará. Si no, le veré mañana en la oficina. Tengo tantas ganas… Dios, creo que me estoy ilusionando demasiado con esto… Espero que no me vuelvan a partir el corazón, aunque ya me voy acostumbrando a ello.
Les dejo que tengo que seguir limpiando.
Hasta más leernos.
Sí, hoy estoy de limpiadora-decoradora del hogar. O lo intento, más bien. No, las labores domésticas no son lo mío. Lo odio con toda mi alma. Soy un auténtico desastre. Me pongo a dar vueltas por la casa, me veo un video de algo, me pongo a escribir como ahora. Al final me dan las diez de la noche, como ahora, y no he hecho más que colocar la ropa en el armario, poner el lavaplatos y pasar la aspiradora al salón.
Nada, ahora seguiré. Es lo que siempre digo. El caso es que tengo que dejar la casa lista esta noche porque mañana trabajo de nuevo y por la noche viene Juan a cenar a casa y quiero que todo esté perfecto.
(Voy por una cerveza) (Vale, ya estoy)
Dios, qué pocas ganas. En fin. Como supondréis hoy he tenido el día libre. Me lo cogí para limpiar, pero no he hecho más que el tonto todo el día. A las cuatro pasé por la oficina porque teníamos una reunión, pero me mandaron de vuelta a casa. El accidente de Barajas ha tenido bastantes consecuencias en mi trabajo. Ninguna trágica, gracias a dios. Así que tendremos que esperar a mañana para elegir a los representantes que van a negociar las nuevas condiciones en la empresa.
Ayer fue un día tenso y lleno de nervios. Por la mañana todo el tiempo hablando de nuestro incierto futuro entre los compañeros. En un momento de pseudo-reconciliación amistosa con TS, nos tomamos un café y le conté mis planes de irme. Él me dijo que le habían hecho una oferta de su antigua empresa, pero que de momento no tiene pensado irse. Hablamos largo rato sobre la inseguridad que nos está provocando esta situación.
Luego, en la oficina, sin venir a cuento, vino a mi sitio y me dio un abrazo y un beso en el cuello mientras yo hablaba por teléfono. Le pegué un empujón y lo miré con cara de desconcierto. Colgué inmediatamente. “¿Se puede saber qué haces? ¿Por qué has hecho eso?”. “Perdona, es que ayer cuando llegaste estaba tenso y no había tenido un momento para darte un abrazo”. “Ni se te ocurra volver a hacerlo. Contacto físico entre tú y yo, el mínimo necesario”. “Vale, perdona”. Me levanté y me fui a fumar. Cuando volví me había escrito por el Skype.
TS: Perdona si te molesté. Sólo quería darte un abrazo de compañeros. Sólo eso.
YO: Yo siento haber sido tan brusca, pero no vuelvas a hacerlo. Aunque trate de flexibilizar nuestra relación porque somos compañeros y colegas, esto no va más allá de un par de charlas y un café. Pero nada de contacto. Me has hecho más daño del que supones y ni por asomo voy a permitir que entre tú y yo vuelva a existir una relación ni lejanamente parecida a la que existía antes. Así que, un metro de distancia como mínimo, por favor.
TS: Ok, lo siento.
YO: Gracias.
Sí. Se me fue un poco la mano. Pero es que se me pusieron los pelos de punta sólo de sentir que me tocaba. Se me aceleró el pulso y actué impulsivamente. No quería que me tocara. Fue como una reacción inconsciente. Me revolvió las tripas. Creo que se quedó un poco blanco. Pero así no volverá a acercarse.
Luego, por la tarde, tuvimos una pequeña reunión entre los compañeros. Tras mucho debatir llegamos a tres conclusiones: 1. No acceder a negociación alguna con la empresa hasta que no nos hayan pagado el sueldo de este mes y garantizado el del próximo. Y 2. Tratar de que no se rebaje el sueldo a los empleados con los sueldos más bajos.
A continuación tuvimos una reunión entre las dos sedes con el dueño y los directores provinciales por video-conferencia. En ella anunciaron definitivamente que se llevará a cabo la reducción de plantilla, con 8 despidos de los cuales no se dijeron nombres, y la reducción salarial que, según dijeron, afectará más a los que tienen sueldos más altos y casi nada o nada a los que cobran menos. Además de asegurar que cobraremos el próximo viernes. No me lo creo, pero bueno. Casi una hora de reunión para decir eso. Flipante.
Luego tratamos de tener una reunión entre los empleados de las dos sedes provinciales. Fue inútil. En la otra oficina no hacían más que hablar todos al mismo tiempo y era imposible enterarse de nada a través de la videoconferencia. Así que nos marchamos y los dejamos allí gritando solos. A todo esto, Juan escuchó todo desde Irlanda con el teléfono de la oficina en manos libres. Cuando todos se fueron del despacho, cogí el teléfono y quité el manos libres. Le invité a cenar mañana y me dijo que vendría, no sin ponerse un poco chulo con su “ya veremos”. Pero al final dijo que sí.
Hace un rato me llamó, que ya había llegado a su casa. Hablamos sobre las novedades de la empresa, sobre el accidente y sobre vernos mañana. Apunte: le dije que una amiga dio a luz anoche y que me daba mucha envidia, que tengo el reloj biológico activado, y no se asustó. Me dijo que es normal a mi edad. No sé que quiere decir eso. Luego colgó porque iba a cenar. Quedó en volver a llamar luego, pero no lo ha hecho. No sé si lo hará. Si no, le veré mañana en la oficina. Tengo tantas ganas… Dios, creo que me estoy ilusionando demasiado con esto… Espero que no me vuelvan a partir el corazón, aunque ya me voy acostumbrando a ello.
Les dejo que tengo que seguir limpiando.
Hasta más leernos.
Comentarios