Aquí estoy, con mi botella de ron, mi cocacola, mi hielo... Lista para una de las noches que más especiales he sentido en mi vida: La noche de San Juan, la noche de las brujas... Las brujas como yo...
Es una broma que me gusta creerme. Eso de que soy un poco bruja, porque a veces siento el destino, porque a veces sé las cosas que van a pasar antes de que pasen... Eso sí, siempre he sido una bruja tonta incapaz de creerse sus propias predicciones y que no logra anticiparse a los acontecimientos como tales poderes me permitirían... Supongo que no soy muy buena bruja.
Eso sí, esta noche haré mi aquelarre. Aunque sea prácticamente en solitario.
Es curioso. Hace un año por estas fechas estaba a unos miles de kilómetros de aquí, en esa señorial ciudad que quiero y odio por igual. Por entonces, a esta hora, mi teléfono no paraba de sonar. Todos mis amigos me llamaban para decirme que me echaban de menos, que estaban en la playa quemando hogueras de San Juan, cantando, bebiendo, comiendo... Y que faltaba yo.
Hoy, sin embargo, he quemado el teléfono tratando de buscar con quien pasar esta noche. Y las opciones que han salido no son muchas. De hecho, aquí estoy, en casa, con mi botella de ron, mi cocacola, mis hielos... Y sola. Esperando que Lucía decida salir de casa, porque ha quedado con Olivia, pero tarde, y no saldrá hasta entonces. O que Rubén salga de la fiesta de cumpleaños de Santiago y Lola, a quienes conozco, pero que no sabía que cumplían años y menos que daban una fiesta...
¿Y el resto? Fanny está en el pueblo con su familia pasando la noche, Vicente está de noche romántica con su novia, y ni Myriam ni Rober me han cogido el teléfono en todo el día...
¿Qué ha pasado en un año? Cualquiera diría que me he alejado de mis amigos por Juan. Pero yo no tenía percepción de ello. Quizás sea una simple casualidad, que cada uno ha hecho un plan distinto sin que nada una todos estos acontecimientos...
El caso es que, aquí estoy, con mi botella de ron, mi cocacola y mis hielos... Con el biquini puesto y la mochila preparada esperando que alguien me diga "vamos, Judi, a armarla"... Pero el teléfono no suena...
Aún así no pienso quedarme esperando. Me voy a la playa a quemar mi botella de ron, mi cocacola, mis hielos, mis penas y mi mala suerte... Me voy a quemar este año nefasto en la primera hoguera que encuentre y darme un baño de renovación, porque no voy a dejar que me coma la amargura. Porque yo tengo más hambre que ella.
Feliz noche de brujas amigos.
Y gracias por leer...
Es una broma que me gusta creerme. Eso de que soy un poco bruja, porque a veces siento el destino, porque a veces sé las cosas que van a pasar antes de que pasen... Eso sí, siempre he sido una bruja tonta incapaz de creerse sus propias predicciones y que no logra anticiparse a los acontecimientos como tales poderes me permitirían... Supongo que no soy muy buena bruja.
Eso sí, esta noche haré mi aquelarre. Aunque sea prácticamente en solitario.
Es curioso. Hace un año por estas fechas estaba a unos miles de kilómetros de aquí, en esa señorial ciudad que quiero y odio por igual. Por entonces, a esta hora, mi teléfono no paraba de sonar. Todos mis amigos me llamaban para decirme que me echaban de menos, que estaban en la playa quemando hogueras de San Juan, cantando, bebiendo, comiendo... Y que faltaba yo.
Hoy, sin embargo, he quemado el teléfono tratando de buscar con quien pasar esta noche. Y las opciones que han salido no son muchas. De hecho, aquí estoy, en casa, con mi botella de ron, mi cocacola, mis hielos... Y sola. Esperando que Lucía decida salir de casa, porque ha quedado con Olivia, pero tarde, y no saldrá hasta entonces. O que Rubén salga de la fiesta de cumpleaños de Santiago y Lola, a quienes conozco, pero que no sabía que cumplían años y menos que daban una fiesta...
¿Y el resto? Fanny está en el pueblo con su familia pasando la noche, Vicente está de noche romántica con su novia, y ni Myriam ni Rober me han cogido el teléfono en todo el día...
¿Qué ha pasado en un año? Cualquiera diría que me he alejado de mis amigos por Juan. Pero yo no tenía percepción de ello. Quizás sea una simple casualidad, que cada uno ha hecho un plan distinto sin que nada una todos estos acontecimientos...
El caso es que, aquí estoy, con mi botella de ron, mi cocacola y mis hielos... Con el biquini puesto y la mochila preparada esperando que alguien me diga "vamos, Judi, a armarla"... Pero el teléfono no suena...
Aún así no pienso quedarme esperando. Me voy a la playa a quemar mi botella de ron, mi cocacola, mis hielos, mis penas y mi mala suerte... Me voy a quemar este año nefasto en la primera hoguera que encuentre y darme un baño de renovación, porque no voy a dejar que me coma la amargura. Porque yo tengo más hambre que ella.
Feliz noche de brujas amigos.
Y gracias por leer...
Comentarios
Respecto a tus amigos... cambia algunos, alguien que celebra su cumpleaños, debería estar condenado a cumplirlos cada 6 meses :)
Saludos!