Anoche no llamó. Y hoy, a penas nos ha dado tiempo de darnos un beso en la mejilla. Ni siquiera ha encendido el Skype. Está ahí colgado del teléfono y es imposible hablar con él. Y yo me tengo que ir enseguida. Me va a tocar irme al aeropuerto por el asunto del accidente. Y, por lo tanto, no me va a dar tiempo de ir al supermercado a comprar las cosas para la cena de esta noche...
Dios... ¡Qué mal está empezando el día!
Dios... ¡Qué mal está empezando el día!
Comentarios
PD. Con Juan genial, en cuanto tenga un segundo les cuento.
Un beso grande para las dossss