La estoy cagando... La estoy cagando muchísimo. No le dejo en paz. Soy una pesada. Y él pasa, pasa mucho de mí. Debería entenderlo. Yo también dejé una relación hace un año. ¿Y cómo veía a los hombres recién dejada aquella relación? Como entretenimientos. Los usaba y poco más. Y me agobiaba si pretendían verme cuando yo no se los había pedido. Él debe verme así... Es lo lógico. Tengo que relajarme. Tengo que olvidarme. Buscar a otro. No ha sido buena idea pensar en él como amante habitual. Debí darme cuenta antes. No se puede tener como amante habitual a alguien a quien ves a diario. Porque si no te gusta lo suficiente, acaba agobiándote, y si te gusta lo suficiente, acabas enganchándote... Es un riesgo que no sopesé en su momento. Ya lo hablamos la otra noche, él es pragmático, yo empirista... Así nos va... Venga Judi, ponte a trabajar un poco, deja de mirarle y ponte a trabajar...
Mañana de cumpleaños. ¿Qué he hecho? Levantarme a toda prisa detrás de Juan. Preparar dos tazas de café. Poner al fuego unos macarrones para que se los llevara en un tapper. Desayunar con él… Parecemos una pareja y todo. Sin embargo, no lo somos. Sigue dejándome claro que yo no soy la mujer de su vida. Que no soy lo que busca. Y yo simplemente me aguanto y me conformo con tenerle al menos de momento. Anoche dormí fatal. Probablemente porque me fui a la cama cabreada después de que Juan reconociera que le gusta Nora. ¡Le gusta Nora! Siempre ha hablado bastante mal de ella, de su prepotencia, de su extrema independencia… Ahora me doy cuenta, era despecho. Dice que “Nora no es una opción”, pero yo sé que, si no lo es, es porque ella no quiere. Estoy empezando a cansarme de que me destroce la autoestima, de sentir que no soy suficiente para él. Me recuerda Alberto. O peor, incluso. No es sano que me levante así el día de mi cumpleaños, mirándome con lupa en el espejo y acongoján
Comentarios