¡Dios! ¡Qué duro! Es muy duro estar aquí, con él delante mandándome mensajitos por el Skype y yo tratando de aguantar el tipo. "No pasa nada, Judi. Que no se te note, que no te afecte". Y él: "estás celosa", me dice. Y tiene razón. Y yo, "si hombre, ya quisieras". Y él, "en el fondo me gusta que te piques un poco". Y yo, "¿quién te ha dicho que estoy picada? Sólo estoy de coña". Pero estoy segura de que no me cree... "No me ha dicho nadie que te picas, pero me gusta tu cara cuando te digo estas cosas, aunque no te piques"... Y mí me encanta que él me diga esas cosas, aunque anoche estuviera con otra...
Sí. Seguramente sigo siendo una quinceañera, como me han comentado por ahí. De no ser así, no volvería continuamente a aferrarme a aquellos mismos pensamientos que me obsesionaban cuando tenía esa edad: la cuchilla brillante en la muñeca, un tajo firme y largo y adiós al sufrimiento. Sin embargo ya no tengo la misma impulsividad de entonces para hacerlo. Sin embargo me paro a pensar en lo que pensarán de mí todos los que me conocen por mi profesión y todo lo que se diría de mí si lo hiciera, y me pregunto por qué no acabaría la faena cuando tuve la oportunidad de hacerlo sin ser nadie para nadie... Trastorno de personalidad mixto con tendencias autolíticas... Esa soy yo según el único diagnóstico coherente que me han hecho en la vida. Pero sin tecnicismos, lo que soy es una mujer absolutamente sola en el mundo, sin un sólo lazo de amor real con este mundo, sin nada firme a lo que agarrarme. Quizás por eso, en el fondo de mí misma quería estar embarazada. A pesar de las dificultades, de...
Comentarios