Acaba de llegar mi amiga la roja. Seguro que sabéis a quien me refiero. Nada, mañana se lo diré a TS para que se quede tranquilo. O no. Mejor no se lo digo, que se moleste en preguntar si quiere.
El caso es que, aunque en general es un alivio, no deja de darme pena. Seguro que pensáis que estoy loca. Lo sé. Pero lo cierto es que me apetece mucho ser madre. Sé que no es el momento: mi sueldo y mis gastos no me alcanzarían, mi horario laboral es de todo menos compatible con cualquier tipo de vida familiar y además, con mi madre a cientos de kilómetros de distancia y siendo madre soltera, no tendría ningún tipo de ayuda.
Sin embargo, aún así quiero ser madre. Y lo quiero ya. O bueno, ya no, pero sí pronto. En unos meses cumpliré 28 años, la edad tope que me había puesto hace diez para engendrar un hijo. Promesa que ya no cumpliré por lo que se ve. Y es lo mejor, es mejor esperar. Pero no más allá de los 30.
Hay gente a la que le parece una estupidez. A mi amiga Fanny, por ejemplo. Ella dice que es egoista empeñarse en tener un hijo sin padre, que es una manera de aplacar mi soledad. Yo no lo veo de ese modo. Simplemente creo que es lo más bonito que un ser humano puede hacer en este mundo, traer otra vida, y no quiero quedarme sin hacerlo.
Sé que es muy dificil, pero aun así yo quiero hacerlo. Quiero tener un hijo y quiero hacerlo sola. Estoy convencida de que seré capaz de darle a ese pequeño ser todo lo que precise sin necesidad alguna de tener un hombre al lado para ello. "¿Pero si él quiere compartirlo, se lo negarías", me preguntó TS el otro día. Y la respuesta es "no", por supuesto, jamás le negaría a un hombre la posibilidad de ser padre si quiere hacerlo. Pero, no sólo no me importaría, sino que además me encantaría vivir esa experiencia en soledad.
Tener un hijo, criarlo, enseñarle todo lo maravillosa que puede llegar a ser la vida, hacer de él o de ella un ser humano feliz, creo que es la obra más grande que puede hacer una persona y no me quiero morir sin hacerla.
Sin embargo, tengo mucho miedo a no conseguirlo nunca, a ser estéril. En mi vida he cometido muchísimas locuras, demasiadas probablemente, casi hasta he intentado quedarme embarazada, podría decirse. Pero nunca ha ocurrido y eso, sumado a mis multiples problemas médicos en las zonas bajas desde la más tierna infancia, da mucho que pensar.
El caso es que tengo que ponerme a ello. Aún no, todavía es pronto. Tengo que sacar las cuatro asignaturas que me faltan para terminar la carrera (que va siendo hora), reducir gastos (como el del teléfono, que es desorbitado), hacer ese máster en páginas web que tengo en mente para abrirme puertas a un trabajo menos extresante, ahorrar algo... Lo típico que se dice en estos casos.
Quizás en un año o dos...
Sería maravilloso, ¿no creéis?
Ay... Me voy a casa, que ya he terminado por hoy de trabajar.
Nos seguimos leyendo.
El caso es que, aunque en general es un alivio, no deja de darme pena. Seguro que pensáis que estoy loca. Lo sé. Pero lo cierto es que me apetece mucho ser madre. Sé que no es el momento: mi sueldo y mis gastos no me alcanzarían, mi horario laboral es de todo menos compatible con cualquier tipo de vida familiar y además, con mi madre a cientos de kilómetros de distancia y siendo madre soltera, no tendría ningún tipo de ayuda.
Sin embargo, aún así quiero ser madre. Y lo quiero ya. O bueno, ya no, pero sí pronto. En unos meses cumpliré 28 años, la edad tope que me había puesto hace diez para engendrar un hijo. Promesa que ya no cumpliré por lo que se ve. Y es lo mejor, es mejor esperar. Pero no más allá de los 30.
Hay gente a la que le parece una estupidez. A mi amiga Fanny, por ejemplo. Ella dice que es egoista empeñarse en tener un hijo sin padre, que es una manera de aplacar mi soledad. Yo no lo veo de ese modo. Simplemente creo que es lo más bonito que un ser humano puede hacer en este mundo, traer otra vida, y no quiero quedarme sin hacerlo.
Sé que es muy dificil, pero aun así yo quiero hacerlo. Quiero tener un hijo y quiero hacerlo sola. Estoy convencida de que seré capaz de darle a ese pequeño ser todo lo que precise sin necesidad alguna de tener un hombre al lado para ello. "¿Pero si él quiere compartirlo, se lo negarías", me preguntó TS el otro día. Y la respuesta es "no", por supuesto, jamás le negaría a un hombre la posibilidad de ser padre si quiere hacerlo. Pero, no sólo no me importaría, sino que además me encantaría vivir esa experiencia en soledad.
Tener un hijo, criarlo, enseñarle todo lo maravillosa que puede llegar a ser la vida, hacer de él o de ella un ser humano feliz, creo que es la obra más grande que puede hacer una persona y no me quiero morir sin hacerla.
Sin embargo, tengo mucho miedo a no conseguirlo nunca, a ser estéril. En mi vida he cometido muchísimas locuras, demasiadas probablemente, casi hasta he intentado quedarme embarazada, podría decirse. Pero nunca ha ocurrido y eso, sumado a mis multiples problemas médicos en las zonas bajas desde la más tierna infancia, da mucho que pensar.
El caso es que tengo que ponerme a ello. Aún no, todavía es pronto. Tengo que sacar las cuatro asignaturas que me faltan para terminar la carrera (que va siendo hora), reducir gastos (como el del teléfono, que es desorbitado), hacer ese máster en páginas web que tengo en mente para abrirme puertas a un trabajo menos extresante, ahorrar algo... Lo típico que se dice en estos casos.
Quizás en un año o dos...
Sería maravilloso, ¿no creéis?
Ay... Me voy a casa, que ya he terminado por hoy de trabajar.
Nos seguimos leyendo.
Comentarios
Un saludoo guapaa