Me muero de ganas por pedirle que se venga esta noche a casa. Es una locura, ¿verdad? He estado a punto un par de veces en lo que vamos de día. Pero, gracias al cielo, me he arrepentido todas ellas en el último momento y no lo he hecho. Estoy demasiado sensible y demasiado débil hoy. Tanto que temo acabar cometiendo un grave error, acabar flaqueando e invitándole a cenar en casa. No debo hacerlo. No porque sería peor que viniera para mi recuperación, sino porque aún más grave sería escuchar una negativa por su parte. Una posible negativa que me destrozaría aún más, que me hundiría aún mas en esta sensación de soledad y tristeza en la que me encuentro hoy. Contrólate, Judi, contrólate por dios.
Qué día tan raro. Seguimos diciendo, sin decir nada, mucho más de lo que queremos decir. O eso creo yo. "Entonces, ¿te dieron estas dos semanas para desengancharte de nuestra historia?", me preguntó tomando un café. "¿Desengancharme? Yo no estaba enganchada". "Bueno, seamos realistas, la cosa derivó de un modo bastante extraño". "Sí, pero no por enganche, pero ya no tiene sentido hablar de eso". "Quizás no, pero entiende que en aquel momento no quería hacer daño a Maca" (Maca es su ex). "Maca llegó el domingo". "Y a ti lo que te molestó fue lo del sábado". "Sí, pero ya da igual". "Es que sigo sin entender qué te molestó"... Fue muy largo, pero yo acabé diciéndole algo así como que lo que me había molestado era su inmadurez a la hora de enfrentarse a una conversación conmigo y su escasa valoración de nuestra amistad y él me respondió que soy "una crack" por cómo me tomo las cosas. No sé q...
Comentarios