Dios, qué cansada estoy. Acabo de llegar a casa destrozada. Entre lo poco que dormí anoche y el tute de día que llevo, no tengo ganas más que de dormir cuarenta horas seguidas. Era lo que pensaba hacer al llegar a casa, pero antes tenía que escribir cómo va la situación con TS.
"¿Por qué no te viniste anoche'", me preguntó en un momento en que bajamos fumar un piti. Yo no le contesté, lo miré con cara de "¿todavía lo preguntas?". "Judi, tía, ¿por qué?". "Porque no, TS, no pintaba nada, además tú no me invitaste a ir". "Bueno, pero Nora me dijo que te ibas a apuntar". "Sï, iba, pero luego decidí que no". "¿Por qué?". "Porque no, TS, no me cuadraba la gente que había y pasé, me fui a cenar al Mil y Una Noches". "¿Con quién?". "¿Qué más te da?". "No entiendo por qué no me lo cuentas". "Pues porque no tengo por qué contarte mi vida, TS, es personal". "Vaya, eso es nuevo, me lo anoto". "Pues anotatelo, que yo tampoco te pregunto por la tuya". "Está bien".
En otro break de cigarrito: "Tengo unas ganas de irme de vacaciones y desaparecer". "Ya te queda poco". "Sí, una semana". "¿Y no lo vas a echar de menos?". "¿A quién?". "Al de las cenas". "No lo creo, yo no me enamoro con tanta facilidad como otros". "Yo no estoy enamorado". "Yo no he dicho que lo estés, nadie te manda a darte por aludido".
Luego por el Skype, conversación wildiana que intentaré reproducir de memoria: "No te pega lo de hacerte el celoso". "No estoy celoso, yo estoy sobre la faz de la tierra únicamente para consumir placer". "Bonita premisa, si no fuera porque la realidad te escupe a la cara y la deja vacía de contenido". "Te equivocas, mi meta es recibir placer, ¿acaso no te lo he demostrado". "No. Tu discurso hedonista sería perfecto si no fuera porque tus sentimientos te llevan por otro lado". "No estoy de acuerdo con tu teoría". "Está basada en hechos empíricos, y un simple no estar de acuerdo sin más argumentación demuestra lo acertado de mi teoría". "Te equivocas, esa falta de argumentación responde únicamente a mi empeño en cumplir el horario de verano y salir temprano, si quieres te hago una argumentación más extensa mañana por la noche con unas cervecitas". "Ya lo veremos, de momento te has vuelto super aburrido desde que estás enamorado".
Poco más hablamos durante el día que no fuera de trabajo... Mal rollito, ¿no?
Pero bueno, al salir pasé por las rebajas del Corte y me compré una camiseta y me comí un helado de nata fresa con Aitor, por alegrarme el día. Luego pensaba pasar a ver a Fanny, pero la llamé y estaba en casa de sus padres y con pocos ánimos de salir. Llegó cansada del viaje.
Al llegar a casa miré el móvil, que me lo había dejado, y tenía 10 llamadas perdidas (¡qué estrés!). Dos de ellas eran de José Luis, un antiguo casi rollete que nunca cuajó con el que había quedado hoy para cenar. Se me había olvidado totalmente, dios mío. Le mandé un mensaje disculpándome. Y otras dos eran del Turichuli (ir al comienzo de este blog para recordar quién es). ¡Qué ganas tengo de verle! Hace semanas que no hablo con él. La última vez que lo vi fue en una reunión en el Ayuntamiento, pero a penas hablamos de nada.
No, no quiero volver a acostarme con él. Al menos de forma racional, no quiero. Otra cosa es lo que me digan los impulsos. Pero, no.
Hoy también volvió a preguntarme TS por él. Vamos, hablando de una política joven con la que estuvo a punto de liarse hace algunos años y con la que había quedado esta mañana para un tema, me dijo algo así como que él todavía no había probado como yo a acostarse con un personaje público. "Ya vuelves con eso, que yo no me he acostado con el turichuli", mentí. "Ya, sí que lo has hecho, dos veces". "¿Realmente me crees capaz?". "Sí". "Vaya imagen tienes de mí. Ya te he dicho que yo no haría eso, que me destrozaría profesionalmente". "No creo que fuera para tanto". "Bueno, que no lo he hecho y punto", mentí de nuevo. No se lo tragó, seguro.
No me interesa que lo sepa. Confío en él. Pero nunca se sabe. Mi desliz con el turichuli podría costarme muy caro y cuanta menos gente lo sepa mejor.
Bueno, a lo que iba. Que vi las llamadas perdidas y se las devolví. Pero me cortó. Luego le mandé un mensaje diciéndole que me llamara en cuanto pudiera. A ver si lo hace, que pasado mañana hay un super concierto en la ciudad y necesito que me regale entradas para todo cristo ;-) Tráfico de influencias, sí.
"¿Por qué no te viniste anoche'", me preguntó en un momento en que bajamos fumar un piti. Yo no le contesté, lo miré con cara de "¿todavía lo preguntas?". "Judi, tía, ¿por qué?". "Porque no, TS, no pintaba nada, además tú no me invitaste a ir". "Bueno, pero Nora me dijo que te ibas a apuntar". "Sï, iba, pero luego decidí que no". "¿Por qué?". "Porque no, TS, no me cuadraba la gente que había y pasé, me fui a cenar al Mil y Una Noches". "¿Con quién?". "¿Qué más te da?". "No entiendo por qué no me lo cuentas". "Pues porque no tengo por qué contarte mi vida, TS, es personal". "Vaya, eso es nuevo, me lo anoto". "Pues anotatelo, que yo tampoco te pregunto por la tuya". "Está bien".
En otro break de cigarrito: "Tengo unas ganas de irme de vacaciones y desaparecer". "Ya te queda poco". "Sí, una semana". "¿Y no lo vas a echar de menos?". "¿A quién?". "Al de las cenas". "No lo creo, yo no me enamoro con tanta facilidad como otros". "Yo no estoy enamorado". "Yo no he dicho que lo estés, nadie te manda a darte por aludido".
Luego por el Skype, conversación wildiana que intentaré reproducir de memoria: "No te pega lo de hacerte el celoso". "No estoy celoso, yo estoy sobre la faz de la tierra únicamente para consumir placer". "Bonita premisa, si no fuera porque la realidad te escupe a la cara y la deja vacía de contenido". "Te equivocas, mi meta es recibir placer, ¿acaso no te lo he demostrado". "No. Tu discurso hedonista sería perfecto si no fuera porque tus sentimientos te llevan por otro lado". "No estoy de acuerdo con tu teoría". "Está basada en hechos empíricos, y un simple no estar de acuerdo sin más argumentación demuestra lo acertado de mi teoría". "Te equivocas, esa falta de argumentación responde únicamente a mi empeño en cumplir el horario de verano y salir temprano, si quieres te hago una argumentación más extensa mañana por la noche con unas cervecitas". "Ya lo veremos, de momento te has vuelto super aburrido desde que estás enamorado".
Poco más hablamos durante el día que no fuera de trabajo... Mal rollito, ¿no?
Pero bueno, al salir pasé por las rebajas del Corte y me compré una camiseta y me comí un helado de nata fresa con Aitor, por alegrarme el día. Luego pensaba pasar a ver a Fanny, pero la llamé y estaba en casa de sus padres y con pocos ánimos de salir. Llegó cansada del viaje.
Al llegar a casa miré el móvil, que me lo había dejado, y tenía 10 llamadas perdidas (¡qué estrés!). Dos de ellas eran de José Luis, un antiguo casi rollete que nunca cuajó con el que había quedado hoy para cenar. Se me había olvidado totalmente, dios mío. Le mandé un mensaje disculpándome. Y otras dos eran del Turichuli (ir al comienzo de este blog para recordar quién es). ¡Qué ganas tengo de verle! Hace semanas que no hablo con él. La última vez que lo vi fue en una reunión en el Ayuntamiento, pero a penas hablamos de nada.
No, no quiero volver a acostarme con él. Al menos de forma racional, no quiero. Otra cosa es lo que me digan los impulsos. Pero, no.
Hoy también volvió a preguntarme TS por él. Vamos, hablando de una política joven con la que estuvo a punto de liarse hace algunos años y con la que había quedado esta mañana para un tema, me dijo algo así como que él todavía no había probado como yo a acostarse con un personaje público. "Ya vuelves con eso, que yo no me he acostado con el turichuli", mentí. "Ya, sí que lo has hecho, dos veces". "¿Realmente me crees capaz?". "Sí". "Vaya imagen tienes de mí. Ya te he dicho que yo no haría eso, que me destrozaría profesionalmente". "No creo que fuera para tanto". "Bueno, que no lo he hecho y punto", mentí de nuevo. No se lo tragó, seguro.
No me interesa que lo sepa. Confío en él. Pero nunca se sabe. Mi desliz con el turichuli podría costarme muy caro y cuanta menos gente lo sepa mejor.
Bueno, a lo que iba. Que vi las llamadas perdidas y se las devolví. Pero me cortó. Luego le mandé un mensaje diciéndole que me llamara en cuanto pudiera. A ver si lo hace, que pasado mañana hay un super concierto en la ciudad y necesito que me regale entradas para todo cristo ;-) Tráfico de influencias, sí.
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