Le echo de menos. O eso creo. No sé si le echo de menos a él o simplemente echo de menos las sensaciones que él me produce: el cosquilleo en el estómago, la ilusión de escucharle decirme un piropo, la excitación de nuestras miradas furtivas, el morbo de hablar abiertamente de nosotros sin que nadie sepa que lo estamos haciendo realmente... Todo eso que ha sido en las últimas semanas nuestra relación.
Pero todo eso ha acabado. Cuando regrese es probable que un muro de frialdad se haya instalado entre la pantalla de su ordenador y la mía. Tan cerca y tan lejos. Es probable y también deseable para la estabilidad de mis emociones, lo sé. Pero no puedo evitar recordar de un modo entrañable y a la vez angustioso todos los sentimientos que llegó a provocarme en tan sólo unos días.
¿Es él realmente quien me provoca todo eso? ¿No será mi sentimiento de soledad clamando por emociones? Hace tanto que no siento de verdad... Con él podía haber llegado a hacerlo, pero no hubo tiempo... A penas empecé a sentir las mariposas en el estómago, él se encargó de asesinarlas de un puñetazo...
Aún así creo que le echo de menos. La más mínima y tonta conversación con él me hace sonreír como pocas cosas lo consiguen. Un fragmento de la de hoy:
(...)
Después me quedé sonriendo durante varios minutos...
Me voy al sobre que va siendo hora.
Hasta más leer, amigos.
Pero todo eso ha acabado. Cuando regrese es probable que un muro de frialdad se haya instalado entre la pantalla de su ordenador y la mía. Tan cerca y tan lejos. Es probable y también deseable para la estabilidad de mis emociones, lo sé. Pero no puedo evitar recordar de un modo entrañable y a la vez angustioso todos los sentimientos que llegó a provocarme en tan sólo unos días.
¿Es él realmente quien me provoca todo eso? ¿No será mi sentimiento de soledad clamando por emociones? Hace tanto que no siento de verdad... Con él podía haber llegado a hacerlo, pero no hubo tiempo... A penas empecé a sentir las mariposas en el estómago, él se encargó de asesinarlas de un puñetazo...
Aún así creo que le echo de menos. La más mínima y tonta conversación con él me hace sonreír como pocas cosas lo consiguen. Un fragmento de la de hoy:
(...)
16:07 Yo: después de lo que pasó antes de venirme y de todas nuestras idas y venidas no sé si debería pedírtelo, pero lo cierto es que pagar 30 euros de taxi me mata... así que... bueno, me podrías ir a recoger al aeropuerto el viernes...?
TS: jajajajaja a q hora?
Yo: a las 21.00 horas
16:08 sé que es superviernes y que a lo mejor no has acabado a esa hora, así q si me dices q no, lo entenderé
TS: superviernes judi
Yo: ya... nada olvídalo... probaré con Rober entonces
16:10 TS: robert
Yo: ¿¿??
TS: robert
Yo: no, rober
sin t
TS: robert
16:11 Yo: pos vale, como digas
TS: Robertttt
Yudy
Yo: TZ
TS: Ffanii
Yo: q haces tonto?
deja de fumar anda
TS: el tonto hace tonterías...
Yo: será eso
TS: en fin que voy a por mi café con hielos en vaso ancho
16:12 que gusto...
adiós mi arma
Yo: yo por mi té pakistaní con pastitas
no, yo no llevo más armas que las que me otorga el don de la escritura
TS: bueno el don de la escritura....baja modesto, que sube Julia
16:13 Yo: Judi!
TS: jajajajajaja
facil!
Yo: con tilde
TS: clotilde
Yo: jaajajaja
anda tira
16:14 TS: tira, anda, tira
le dijo la bella al asno que rumiaba en aquel pasto sin verde que comer
Yo: q gracioso estás hoy... q tendrás...
TS: a cascarla...me voy al sol! (pon el himno de rocky)
;-)
16:15 tengo que son las cuatro y no tengo una tarde llena de trabajo
adeu
Yo: yo llevo así dos semanas
:P
(q asco)
deu
Después me quedé sonriendo durante varios minutos...
Me voy al sobre que va siendo hora.
Hasta más leer, amigos.
Comentarios
Un besoo
He estado de mudanza, viaje, cosas, ya sabéis.
En respuesta a marad: No, TS, oooobviamente, no me recogió en el aeropuerto. Al final lo hizo Rober, como era de suponer. Y el reencuentro, pues, frío. No hemos hablado ni una sola palabra de nosotros. Trabajo únicamente. Y supongo que es mejor así. Auque no os imagináis lo duro que es tenerle ahora mismo, en este instante, justo en este instante, delante de mí, ahí, teclea que teclea, con sus gafitas de pasta y su piercing bajo el labio... Y esa cara de serio intelectual. Es un imbecil... y yo más por enamorarme de él. Y no, a la rubita de ojso azules no la ha pillado un autobús... de momento. Pero tampoco sé nada de ella, simplemente he preferido ni saber, no prestar atención.
Seguiré escribiendo, lo prometo, pero no me abandonéis.